¡Ya son 500 años! Los primeros bautismos de los Hermanos Suizos

-Andrew Ste Marie

Hoy se cumple el quingentésimo aniversario del movimiento anabaptista, marcando exactamente 500 años desde la noche en que Conrado Grébel bautizó a Jorge Blaurock basado en su confesión de fe. Esta tarde recordamos los primeros bautismos que fundaron el movimiento anabaptista.

En la noche del 21 de enero de 1525, el mismo día en que el ayuntamiento había aprobado un nuevo mandato que prohibía sus reuniones y desterraba de Zúrich a algunos de ellos, Conrado Grébel y sus hermanos leales se reunieron de todos modos. Pasaron inadvertidos por las calles de Zúrich y se dirigieron a su lugar de encuentro habitual, la casa de la madre de Félix Manz. En tonos solemnes, la narración histórica huterita conserva y vuelve a narrar los acontecimientos sagrados que ocurrieron esa noche.

Cierto día, cuando se reunían, el miedo se apoderó de ellos y golpeó sus corazones. Cayeron de rodillas ante el Dios todopoderoso e invocaron al que conoce todos los corazones. Oraron para que Dios les concediera hacer su divina voluntad y que tuviera misericordia de ellos. Ni carne ni sangre ni sabiduría humana los obligaron. Eran muy conscientes de lo que tendrían que sufrir por ello.

Después de la oración, Jorge Blaurock se puso de pie y le pidió a Conrado Grébel en el nombre de Dios que lo bautizara con el verdadero bautismo cristiano basado en su fe y reconocimiento de la verdad. Con esta petición se arrodilló, y Conrado lo bautizó, ya que en ese tiempo no había ningún siervo designado de la Palabra. Luego, los demás, a su vez, se dirigieron a Jorge, pidiéndole que los bautizara, lo cual hizo. Por lo tanto, con gran temor de Dios, juntos se rindieron al Señor. Se confirmaron mutuamente para el servicio del evangelio y comenzaron a enseñar la fe y a guardarla. Este fue el comienzo de la separación del mundo y sus malos caminos.

El acto estaba realizado. La separación fue definitiva e irrevocable. Los que componían el círculo radical reunido alrededor de Grébel se habían convertido en "anabaptistas" o "rebautizadores". Habían comprometido toda su vida a Dios y no tenían interés en dar marcha atrás. Aunque Conrado Grébel no lo sabía, solo le quedaban unos dieciocho meses de vida, y la historia apenas empezaba.

[Las fuentes de las citas se pueden encontrar en el libro Marcha adelante con la Palabra: La vida de Conrado Grébel.]

 

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