Preguntas frecuentes

Somos una red de hermanos de entre las iglesias anabaptistas de Centroamérica que procuramos proveer literatura digital gratuita para Hispanoamérica. Nuestra meta es ofrecer soluciones bíblicas para los problemas que nuestra sociedad enfrenta hoy.

Jesús, en su primera venida, viene representando un cordero indefenso e inocente. Antes de regresar al cielo, en la noche de su traición, nos deja muy claro que los cristianos no debemos defendernos con la espada. Durante su vida de servicio, más bien nos enseña a amar a nuestros enemigos y bendecir a los que nos maldicen (Mateo 5:44). Es voluntad de Jesús que los cristianos en todo lugar sigan sus pisadas. Cuando los llamados cristianos empuñan la espada, quizás en nombre de cierta patria o en defensa propia, pierden la bendición de formar parte del reino pacífico de Dios. Las mismas palabras de Jesús aún hoy resuenan en nuestros oídos: "todos los que tomen espada, a espada perecerán" (Mateo 26:52). 

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El movimiento anabaptista surgió por allí del comienzo del siglo XVI, en el norte de Alemania y en Suiza. Considerada como la tercera rama de la reforma, sus ideales no encajan ni en el protestantismo ni el catolicismo. Líderes tales como Felix Manz, Jorge Blaurock, y Conrado Grebel, se apartaron de los reformadores protestantes en Zurich, y bajo tremenda oposición, plantaron pequeñas iglesias descentralizadas, autónomas en la región. A diferencia de las iglesias territoriales, el anabaptismo se acepta voluntariamente. Los anabaptistas creemos en la no-resistencia, la disciplina en la hermandad, la no-conformidad con el mundo y la separación de la iglesia y el estado. Además, rechazamos los juramentos y el bautismo de niños. Estas doctrinas un tanto "anticuadas", divergieron de los grandes pensadores de la época, y este grupo fue perseguido por ambos los católicos y los protestantes a través de primeros siglos después de la gran reforma. Los anabaptistas tomamos nuestras órdenes directamente del Nuevo Testamento, rehusando tomar parte en la religión organizada que es tan prevaleciente hoy día. Ahora, aunque habemos muchas afiliaciones y grupos nombrándonos anabaptistas, en general todavía sostenemos las doctrinas básicas que nos distinguían en el siglo XVI. 

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