La degradación de Plutón
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"Estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas" (Judas 13).
¡Pobre Plutón! Durante setenta y seis años los estudiantes aprendieron que era el planeta noveno. Luego, en el 2006, la Unión Astronómica Internacional degradó a Plutón a la categoría de objeto transneptuniano, que significa un objeto más allá de la órbita de Neptuno.
¿Qué cambió?
El problema es que con telescopios mayores y la tecnología avanzada, Plutón al fin se pudo medir. En 1970 se decía tener un diámetro de 2.300 kilómetros, 18% del tamaño de la tierra. Además de Plutón, se han hallado centenares de otros objetos transneptunianos. Dos de ellos, Sedna y Makemake tienen casi el mismo tamaño que Plutón. En el 2005 hallaron un objeto transneptuniano más grande que Plutón. Este astro, llamado Eris, gira alrededor del sol a una distancia dos veces mayor que la de Plutón. ¿Qué podían hacer los astrónomos? O Eris se tendría que convertir en el décimo planeta, o Plutón tendría que caer a la categoría de objetos transneptunianos.
Siempre se hallarán nuevos datos que trastornan las conclusiones previas del ser humano. Tales descubrimientos nos deben recordar de nuestra pequeñez ante un Creador omnipotente. Es muy presuntuoso rebelarnos contra Dios y negarlo; sin embargo, los hombres se enorgullecen por todas sus habilidades y conocimientos. Esto se revela cuando el hombre declara que ha evolucionado a un nivel más alto de habilidades. La verdad es que la información proveniente del espacio es inagotable. La multiplicidad de los cuerpos celestes que se descubren en la expansión amplia del universo demuestra que el hombre nunca llegará al final del conocimiento de la gloria de Dios.
El “planeta” Plutón
Neptuno y Plutón son dos planetas que no se hallaron con telescopios. Neptuno fue descubierto en 1846 por evidencia circunstancial. Urano tenía una irregularidad en su órbita. Al buscar el área donde se podía observar la fuerza gravitatoria sobre Urano, hallaron a Neptuno.
Con ese mismo método se intentó hallar otro planeta. Después de una búsqueda de varios años, hallaron el planeta noveno, en febrero de 1930. Plutón era demasiado pequeño como para afectar la órbita de Neptuno, pero después de tanto buscar, al fin lo hallaron.
Ya que los planetas son “estrellas errantes” (Judas v.13) y giran alrededor del sol, se mueven frente a un trasfondo de estrellas que parecen ser estacionarias. Judas usó esto para ejemplificar a los maestros falsos con doctrinas vacilantes. ¿Cómo se podía hallar un puntito de luz frente a un trasfondo de estrellas brillantes? Cuando los astrónomos comparaban dos fotografías del cielo estrellado tomadas en varias noches, un planeta parecía saltar de acá para allá como una estrella errante.
Este puntito de luz era demasiado pequeño para ser medido con los telescopios que había en 1930. La superficie de Plutón se creía estar compuesto de nitrógeno congelado, metano, y monóxido de carbono. Algunos de estos elementos se evaporan de su atmósfera gaseosa delgada cuando el planeta se acerca al sol.
La órbita elíptica de Plutón es muy excéntrica, y oscila entre los 2,9 y 7,2 miles de millones de kilómetros del sol. Cuando está en su punto más cercano al sol, Plutón se encuentra dentro del órbita de Neptuno durante veinte años. Esto sucedió entre los años 1979 y 1999: Plutón llegó a ser el octavo “planeta” y Neptuno el noveno. En todo el resto de la órbita de 248 años, está más alejado del sol que Neptuno.
Plutón tiene varias lunas. La mayor se llama Caronte, y mide aproximadamente mil kilómetros en diámetro, un poco menos de la mitad del diámetro de Plutón. Los dos son tan grandes que giran alrededor de un eje céntrico común.
Hasta hace poco, las fotografías solo permitían a los astrónomos ver doce zonas oscuras y claras en la superficie de Plutón. Los científicos creyeron que las áreas brillantes contenían nitrógeno congelado y que las áreas oscuras con tenían escarcha de metano.
Con la degradación del planeta Plutón, otra vez quedamos con ocho planetas. Los cuatro planetas terrestres que orbitan más cerca al sol incluyen la gema del universo, la tierra, que sustenta la vida. Los cuatro planetas exteriores son gigantes gaseosos.
Una visita a Plutón
La mañana del martes, 14 de julio de 2015, una nave espacial proveniente de la tierra pasó como a 13.000 kilómetros de distancia de Plutón. Para poder llegar al planeta enano a 5 mil millones de kilómetros de distancia, se emprendió el viaje en enero de 2006, más de nueve años antes. Al volar cerca del planeta, se sacaron fotografías de los cráteres y llanos. Se grabó tanta información que durará más de un año para enviar toda la información a la tierra. La misión de la NASA, que costó 720 millones de dólares, continuará grabando información sobre otros astros helados en nuestro sistema solar.
Las imágenes de Plutón están revelando otro ambiente estéril y desértico, como los otros astros descubiertos en nuestro sistema solar. Con excepción de la tierra, todos los astros son demasiado calientes, o demasiado fríos, o muy oscuros o muy tóxicos para albergar la vida. Si pudiéramos pararnos sobre Plutón, el sol se vería 1.500 veces más pequeño de como lo vemos desde la tierra. Nuestro planeta azul es el único que está diseñado por nuestro Creador como un hogar para la corona de su creación: el hombre.
¿Cómo recibió Plutón su nombre?
El “planeta noveno” fue llamado Plutón. Las primeras dos letras honran a Percival Lowell, que inició la búsqueda del “planeta X” en 1906. Murió sin haberlo encontrado, pero Clyde Tombaugh halló este astro en el área en el cual buscaban en febrero de 1930.
En realidad, el nombre viene de la mitología romana, en que Plutón era el dios de los muer tos. Ya que Plutón es uno de los astros más helados del sistema solar (-230° C bajo cero), ciertamente no podría albergar ningún tipo de vida. Los romanos habían tomado prestado de la mitología de los griegos. El dios griego del mundo subterráneo y su reino se llamaba el Hades (también Plutón). Es interesante que uno de los lugares más helados del sistema solar recibió el nombre de un lugar caluroso (el Hades).
El Nuevo Testamento fue escrito en griego, y en él se usó la palabra Hades en lugar del Seol usado en el Antiguo Testamento. Este es el lugar donde iban los santos que morían y eran reunidos con sus padres (2 Crónicas 34:28). En Hechos 2:27, el apóstol Pablo citó a David refiriéndose a Jesús, en el Salmo 16:10: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción”.
Jesús reveló que hay dos lados en este lugar de los muertos. Al ladrón arrepentido junto a él en la cruz le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). En su historia del rico y de Lázaro, después de la muerte, Lázaro fue a vivir con Abraham. Pero el rico levantaba sus ojos en el infierno (Hades), estando en tormento. Le pedía a Abraham que enviara a Lázaro para que mojase la punta de su lengua con agua, porque estaba atormentado (véase Lucas 16:19-31). Abraham le negó su petición, explicando que había una gran sima entre ellos dos. De esta manera mostró que los justos estaban en el paraíso y los impíos en un lugar de sufrimiento.
Los del paraíso van al cielo; los del Hades, al infierno
Ahora, cuando mueren los santos, van directamente a estar con el Señor, según 2 Corintios 5:8. Antes de que Jesús ascendiera al cielo, “había descendido primero a las partes más bajas de la tierra” (Efesios 4:9). En este lugar de los muertos (el paraíso) llevó “cautivo la cautividad, y dio dones a los hombres”. Los santos que habían estado en el paraíso hasta que Jesús derramara su sangre expiatoria por su rescate fueros transportados entonces por Jesús al cielo. El Dios del universo no es Dios de los muertos, como Plutón, sino que es Dios de los vivos (Marcos 12:27).
“En la dispensación del cumplimiento de los tiempos”, Dios reunirá todas las cosas en Cristo así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efesios 1:10). “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego (…) y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 20:14-15).
¿Está inscrito tu nombre en el libro de la vida? Si no lo está, arrepiéntete, confiesa que eres pecador, y acepta el sacrificio expiatorio de Cristo para tu vida hoy (Hechos 3:19-21).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).
—Elvin Stauffer
Tomado de Una mano amiga 5
Fuentes: La Santa Biblia
Zondervan Pictorial Dictionary (Diccionario gráfico de Zondervan)
Acts and Facts (Hechos y datos), abril del 2014, “The solar system: Pluto” (El Sistema solar: Plutón) World Book Encyclopedia (Enciclopedia World Book), Volumen P