¿Cómo puedo saber si estoy verdaderamente arrepentido de mis pecados?

Respuesta

Cuando Pedro comenzó a compartir las Buenas Nuevas del evangelio hace dos mil años en Jerusalén, en el día de Pentecostés, el mensaje era muy sencillo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). 

Ahora, en el siglo XXI, ¿cómo puedo tener la seguridad de que he logrado un arrepentimiento verdadero? Nos hacemos la pregunta sobre todo lo que incluye el arrepentimiento, porque hoy en día hay confusión al respecto. Para evaluar nuestro arrepentimiento, notemos cinco pasos establecidos en la Biblia: 

  1. Reconocer que somos pecadores. Tal como la persona que visita al doctor necesita reconocer que está enferma, así nosotros tenemos que comenzar a comprender que nuestro corazón es malo. Una vez que reconocemos nuestra condición, se efectúa un deseo de hacer algo al respecto. Debemos caer postrados delante de Jesús al igual que Pedro: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”. 
  2. Sentir pesar por los pecados. Aunque el primer paso es muy necesario para un arrepentimiento verdadero, no es suficiente solo reconocer nuestra condición perdida. También debemos sentir un verdadero peso por nuestra culpabilidad delante de un Dios santo. Unos días después de ese primer mensaje, Pedro siguió instando a las personas al arrepentimiento, o sea, a cambiar de rumbo: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19). 
  3. Confesar los pecados. En el evangelio moderno, muchas veces se pasa por alto este paso del arrepentimiento. Cuando reconocemos quiénes somos y nos arrepentimos verdaderamente, lo siguiente es ser honrados en cuanto a nosotros mismos. Los Efesios dijeron en qué maneras habían delinquido en contra de Dios en Hechos 19:18: “Muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos”. Recogieron sus libros de magia y los quemaron delante de todos, públicamente proclamando que querían dejar su antigua manera de vivir y que ahora seguirían a Jesús. 
  4. Abandonar los pecados. Otro paso muy importante del arrepentimiento es dejar el pecado. Pareciera algo sencillo, pero la realidad es que Satanás no quiere que la persona verdaderamente sea libre del pecado. Satanás hará todo lo posible por tentar al penitente a regresar a su antigua manera de vivir. Solo con la ayuda de Dios podemos verdaderamente dejar de seguir en el pecado. Jesús le pronunció unas palabras tan sencillas y claras a la mujer que fue sorprendida en adulterio en Juan 8:11: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. 
  5. Enmendar los pecados. Cuando Zaqueo decidió cambiar de vida y encontrarse con Jesús, se consiguieron medir los efectos de su arrepentimiento verdadero. De una vez, él pensó en los daños que les hizo a los demás. Al sentir el arrepentimiento verdadero, leemos sus palabras en Lucas 19:8: “Si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa”. Jesús tuvo la confianza de marcar como hijo a este publicano pecador. Zaqueo decidió enmendar sus pecados, y solamente una persona verdaderamente arrepentida hará lo mismo. 

Si hemos tomado estos cinco pasos con sinceridad, Jesús no teme recibirnos como a hijos. A veces luchamos con la seguridad de la salvación, y en estos momentos podemos regresar y revisar nuestra vida en contra de estos principios bíblicos. Al haber tomado estos cinco pasos, Dios puede ver una condición de corazón que permite que el Espíritu Santo more en nosotros. Este es el que nos guía a la verdad y nos capacita para lograr un cambio verdadero. ¡No descansemos hasta alcanzar la victoria plena en contra del pecado!

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