¿Cómo se muestra el Espíritu Santo en mi vida?

Los dones dados por el Espíritu Santo son meramente eso, regalos. El Espíritu los da a quienes él quiere. Podríamos comparar los dones con los regalos anticipados que el novio le entrega a su desposada, a manera de arras. Mientras ella espera en casa de su padre y se prepara, los regalos de su novio son el recordatorio de que él volverá por ella y la llevará para celebrar una boda. La Biblia claramente nos enseña que el Espíritu no da a todos los mismos dones. Por lo tanto, para comprender qué es lo más importante, debemos considerar, más bien, los frutos del Espíritu en Gálatas 5:22-23: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Estos frutos, aun si no se han desarrollado completamente, deben mostrarse en la vida de cada cristiano. Si no hay fruto del Espíritu evidente en la vida del cristiano, tendremos que deducir que no hay presencia del Espíritu. Hoy día hay mucho énfasis en los dones mientras se descuida el fruto. Es cuando cultivamos el fruto del Espíritu en nuestra vida que estamos en condiciones de recibir los dones que son añadidos según la voluntad de nuestro Consolador.