¿Qué fin tuvieron los doce apóstoles?

Cuando Jesús les entregó la gran comisión a los discípulos, en sus últimos días en la tierra, estos tomaron muy en serio sus palabras. 

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:19-20).  

Poco después de que la iglesia nació en Jerusalén, los apóstoles y muchos otros hermanos fueron esparcidos. Terminaron yendo por todo el mundo conocido de aquel entonces, cumpliendo así el deseo de su amigo que había entregado la vida por ellos. 

Aunque la Biblia no muestra muchos detalles, la historia pinta un cuadro muy interesante de cómo los doce apóstoles extendieron el evangelio. Al ver a Jesús resucitado y entender que él tenía poder para redimir al mundo entero, los apóstoles renunciaron sus posesiones —¡y hasta sus vidas!— por extender el evangelio. 

• Jacobo, el hijo de Zebedeo, fue el primer apóstol mártir, muerto a filo de espada por Herodes en Jerusalén, poco tiempo después de la muerte y resurrección de Jesús. 
• Pedro extendió el evangelio por las regiones de Asia Menor, y fue crucificado con la cabeza hacia abajo en Roma.
• Andrés predicó en lo que hoy en día es Rusia, aunque lo crucificaron en Asia Menor —atado a una cruz en forma de X—. 
• Tomás, el gemelo, extendió el evangelio hasta China, pero su obra principal fue en la India. Allí lo traspasaron, y murió. 
• Felipe se extendió de Grecia hasta Siria, y terminó predicando desde una cruz, con la cabeza hacia abajo en la ciudad de Hierápolis, Asia Menor. 
• Mateo viajó a Etiopía con el evangelio, y allí se enfrentó con el rey, que quería casarse con una joven cristiana. Mateo lo reprendió por su codicia, y frente a un altar fue muerto. 
• Natanael llevó el evangelio a Armenia y, aunque hay tres versiones en cuanto a su muerte, se puede deducir que sufrió el martirio. 
• Jacobo, el hermano de Jesús, fue condenado a muerte en Jerusalén por el sumo sacerdote y su concilio. Fue apedreado.  
• Simón, el zelote, predicó en el Cáucaso, y algunos relatos cuentan que murió aserrado. 
• Matías, el apóstol que sucedió a Judas Iscariote, al parecer viajó a varios lugares, incluyendo Capadocia y el Cáucaso. Aunque hay varias versiones en cuanto a su muerte, todas apuntan al martirio. 
• Judas Tadeo predicó en Mesopotamia y en Libia, pero el rey de Armenia terminó su vida junto con la de Natanael. 
• Juan, el hijo de Zebedeo, recibió unas palabras enigmáticas de parte de Jesús que indicaban que no todos los discípulos sufrirían la misma muerte: “Si quiero que [Juan] quede hasta que yo venga, ¿qué a ti [Pedro]? Sígueme tú” (Juan 21:22). A Juan lo desterraron a la Isla de Patmos, y hay tradiciones de que también lo hundieron en un recipiente de aceite hirviendo, durante otra de las persecuciones que hubo. Con todo, su vida fue milagrosamente protegida de la muerte violenta, y al final murió de manera natural en Éfeso. 

Todos estos relatos muestran que los apóstoles estaban plenamente convencidos de que el mensaje de Jesús —el mensaje de la cruz— era el único camino a la vida. Pareciera que a los apóstoles les importaba poco su vida terrenal, ya que sabían que después de la muerte vendría la resurrección. Se les había prometido que resucitarían de la misma forma que Jesús resucitó, y este concepto fue transformador para el mundo entero. 

El camino de la cruz todavía hoy es el único camino a la vida eterna. El poder del evangelio aún tiene el mismo efecto, si es que vivimos como Jesús vivió.